1. Explicando la revolución
La inteligencia militar colombiana estuvo altamente interesada en dar sentido al comunismo internacional y al proceso revolucionario que impulsaba, según su visión de la Guerra Fría. Al considerarse a sí misma como el instrumento esencial para evitar la expansión del comunismo, la inteligencia trató de encontrar explicaciones para la revolución a partir de conectar las distintas escalas y sus respectivos actores en una relación de subordinación desde lo global hacia lo local.
««En Latinoamérica es claro que la subversión tiene un nivel Continental, con puntos de conexión en todos los países y apoyan la explotación de los problemas generales derivados del subdesarrollo»
- Departamento E-2. Análisis de la subversión en América Latina, Revista Ejército No. 56, 1976-1977.
Se lograron establecer tres elementos explicativos desde la revisión de los recursos primarios:
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Una revolución mundial y dirigida. La URSS se entendió como el principal eje de la dirección para alcanzar la revolución, tenía la intención de influir en diversas zonas del mundo, una amenaza directa al proyecto de sociedad defendido por los militares. Cuba, por su parte, aparece como la mejor materialización del proyecto soviético, de alta peligrosidad por su cercanía a las fronteras colombianas y por su inspiración y apoyo para los “revolucionarios criollos”.
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Condiciones regionales y locales para la revolución. La desigualdad económica, las dificultades institucionales para responder a ellas, el modelo de democracia y las “características mentales” de los pobladores en Colombia y América Latina, facilitaban, según los servicios de inteligencia, que se impulsara la revolución. Mantener dichas condiciones y solo dar respuestas militares a los problemas latinoamericanos y colombianos, aseguraría el triunfo revolucionario.
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Los dinamizadores internos de la revolución. Además de los guerrilleros, los militares establecieron que estudiantes, sacerdotes, sindicalistas, campesinos, entre otros, eran los actores con mayor probabilidad de influencia a la ideología del enemigo foráneo. Junto con ellos, los ejes globales de la revolución insertaron en Colombia “agentes del comunismo”, sobre quienes se creía que apoyaban directa e indirectamente a los actores internos.